Las prácticas artísticas pueden considerarse como un medio para la reflexión crítica que, en última instancia, genera conocimiento. De ahí su importancia en el marco de la Educación Superior y su utilización para la investigación (Pérez Arroyo, 2012; Calderón García & Hernández y Hernández, 2019), dando cuenta no sólo de los productos, sino también de los procesos. Esta interconexión entre arte, educación e investigación queda patente tanto en la Investigación Educativa Basada en las Artes como en la A/r/tografía (Irwin & García, 2013; Marín-Viadel & Roldán, 2019, p. 887). En el contexto de estas perspectivas metodológicas, las prácticas artísticas de carácter visual son uno de los principales referentes. No obstante, la Investigación Basada en Artes y la A/r/tografía pueden desarrollarse en cualquier especialidad artística (Marín-Viadel & Roldán, 2019, p. 881), incluyendo la música y otros tipos de materiales sonoros.

La presente propuesta emplea el paisaje sonoro, la voz (y la palabra), el ruido, el silencio, la música y, en última instancia, la creación sonora, en los procesos de enseñanza-aprendizaje universitarios. Así, el aprendizaje basado en la creación (Caeiro-Rodríguez, 2017) se introduce también en esta experiencia. Concretamente, el alumnado universitario involucrado en los procesos de creación artística pertenece al Grado en Educación Social.

En tanto el lenguaje artístico puede ser un medio para comprender mejor el entorno circundante (Barone & Eisner, 2012) al mismo tiempo que para la transmisión de reivindicaciones sociales (Ricart & Paz, 2017), en esta propuesta es utilizado con el objetivo de dar visibilidad a colectivos de distinta índole (desde residentes en centros para la tercera edad hasta personas con diversidad funcional) y a heterogéneos contextos, situaciones, problemáticas y/o realidades sociales que, de otro modo, quedarían ocultos.