El marco teórico de mi investigación se sitúa en los Estudios de la Cultura Visual (Hernández, 2001, 2007, 2013) como enfoque epistemológico y metodológico y las aportaciones de las pedagogías críticas y feministas (Ellsworth, 1997, 2005) con tal de construir otra narrativa para la educación que restituya el silenciamiento de los sujetos en las instituciones educativas, haciendo referencia concretamente al colectivo gitano. Preguntar-nos por qué visualidades y subjetividades propician las imágenes es un foco importante dentro de esta perspectiva. Así pues, a través de una etnografía visual (Sarah Pink, 2007, 2009, 2019) en el espacio educativo, exploro las visualidades contemporáneas no des de un análisis representacional sino prestando atención a la agencia de la práctica fotográfica, es decir, a las relaciones, subjetividades y relaciones que emergen.

La pregunta no es tanto qué representan las imágenes, sino qué hacen. En este hacer, el giro afectivo, material y performativo tienen una importancia crucial ya que me permiten abordar lo visual des de los vínculos afectivos y los contactos, des de las agencias de los dispositivos digitales y también des de las acciones y el performar las identidades de los y las jóvenes.

A partir del carácter relacional en el que imágenes, visualidades, afectos y discursos se entretejen, propongo la cultura visual como un espacio de mediación y una forma de conexión, comprometida con el modelado de formas de contacto y mediación de las pantallas, las plataformas y los imaginarios, que constituye el entramado de los encuentros con la alteridad y la diversidad.