El término covenant significa pacto y un coven es un aquelarre o una reunión de brujas. En este sentido, desde la música extrema y los feminismos, las mujeres y personas queer están utilizando diversas estrategias de resistencia artística, emocional y política. Sus modos de creación fluyen de lo artístisco a lo político y personal con naturalidad, en y a través de un organismo de conciencia crítica colectiva, que he denominado banda-coven. Estas artistas generan un espacio físico y simbólico cuasi, cuando no totalmente, ritualizado de comunión entre las mujeres, crecimiento y aprendizaje, apoyo mutuo, acuerpamiento, creatividad y espiritualidad, que articula diversas facetas de la vida artística y personal al tiempo. Sus modos de hacer son una plataforma donde convergen procesos creativos, sanadores, de reflexión crítica, conciencia política, empoderamiento y apoyo emocional. A partir del análisis de sus estrategias artísticas, simbólicas y relaciones, junto a una revisión del modus operandi de los grupos de arte feminista de los ‘70 y ‘80, formulo el covenArt como una aportación a, y desde, las pedagogías feministas, para su aplicación potencial como herramienta multiuso en la educación.